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Con una masiva asistencia, se llevó a cabo el Seminario Internacional ‘Polinización natural del Chirimoyo: Fundamentos para su implementación como estrategia sostenible de producción’. La iniciativa, liderada por el director de centro Ceres, Eduardo Gratacós, dio cuenta sobre el trabajo realizado durante los dos últimos años de investigación y que buscó transferir los avances en el desarrollo de una alternativa, para revitalizar el cultivo del fruto en la región de Valparaíso.

Enmarcado en el proyecto ‘Desarrollo de un paquete tecnológico basado en la polinización natural, para revitalizar el cultivo del chirimoyo’ y adjudicado, a través del IV Concurso de fortalecimiento de centros regionales, para el desarrollo territorial mediante proyectos I+D 2016, el evento de cierre cumple con entregar una serie resultados. Entre ellos, dar a conocer que el aumento en la diversidad vegetal en dichos sistemas productivos significó un incremento en el número de insectos polinizadores, llegando a encontrar 17 morfotipos distintos, propios de cada localidad.

Por otro lado, se observó que el uso de una poda larga de la planta modifica las condiciones microclimáticas durante el periodo de floración, disminuyendo la temperatura máxima y aumentando la humedad relativa a valores óptimos para la polinización y fecundación. Además de identificar que los costos operacionales se reducen en un 50%, lo que se sumaría a un manejo del sistema productivo que no necesita polinización manual, deshoje, poda en verde, y uso de pesticidas y herbicidas.

Según la ponencia de Luis Oscar Aguado, entomólogo e investigador adjunto en el Instituto Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (ISHM) La Mayora, la investigación realizada en España y diversas zonas de la región de Valparaíso permitieron reconocer a pequeños escarabajos que aportan en la polinización natural del chirimoyo. “Para el manejo de dichos nitidúlidos, es importante mantener la vegetación natural, realizar una poda reducida y replicar las condiciones que tendría el árbol en las selvas originarias del centro de América del Sur”, profundizó el profesional.

Finalmente, el Dr. Iñaki Hormaza, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España, hace hincapié en el trabajo colaborativo con el centro regional al precisar los avances que se obtuvieron en los estudios sobre diversidad genética y floración del chirimoyo. Junto con indicar que “creemos que los resultados de este proyecto aportarán de buena manera en la producción natural del fruto, tan en Chile como en otros países del mundo. Sin embargo, aún quedan desafíos pendientes, por ejemplo, conocer cómo influye la diversidad de las especies en un mismo huerto, sin apostar por una única variedad, y cómo afectaría en su productividad”.

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